Mama Tierra

Va muriendo lentamente. ¿No lo ves, Luna? Eres grande y blanca. Ahora que el Sol se fue, hasta tienes toda la luz de la galaxia y…¿no lo ves? Claro…alegarás que estás lejos, que tu vista está cansada. Pero no es verdad, sé que no lo es. Andas mirando para otro lado, buscando esperanzas o meteoritos saltarines. Andas despistada o…más bien no quieres reconocer lo evidente.

Va muriendo lentamente. ¿No lo ves, Sol? Tú ardes tanto que eres capaz de calentar hasta el más enano de los planetas, hasta al más parlanchín de los grillos negros. Con todo ese poder y…¿no lo ves? ¿Te has dejado influenciar por tu amiga la Luna o es que tu fuego te sumerge en la oscuridad invisible? ¿Qué te pasa, hermano?

Va muriendo lentamente. ¿No lo ves, viento? Ayer venías arrasando árboles y hoy te escondes…¿para no mirar? Tienes la fuerza toda. Eres veloz como una gacela asustada y fuerte como la lava caliente. No te paras nunca. Siempre andando y corriendo y…¿no lo ves? Párate siquiera un leve instante. Un suspiro. Así podrás abrir bien tus ojos y verlo. Ahí, no más que delante de tu brisa.

Va muriendo lentamente. ¿No lo ves, lluvia? Sólo tú tienes el poder de la vida y qué haces para descubrir lo que se nos muere. Caes irremediablemente y te alejas. Tanto que hasta al padre Sol le duele tu huída. ¿De qué huyes, madre fecunda? Tampoco tú quieres verlo. O al menos eso creo.

Va muriendo lentamente. ¿No los ves, hombre? ¡Despierta! ¡Vamos Luna,  Sol, viento y lluvia! Uno detrás de otro. Disparen sus armas y preparen a este hombre para el nuevo combate. Que abra los ojos y que gire su cabeza. Que se engrase su conciencia. Que sus sentidos se rebelen para combatir a la muerte lenta. Que se movilicen sus músculos y sus palabras. Que se extiendan hasta la luz roja de la noche larga. Que se enamore de nuevo de la joven Tierra. Que se agarre con fuerza al irremplazable sostén de nuestra vida. Y que se pare tanto morir.